¿Bonos en productos? Carta a empresarios

En la cumbre social de Cochabamba, noviembre 2011, se planteó la entrega de una parte de los bonos (Renta Dignidad, Juancito Pinto, Juana Azurduy) en productos. Curiosamente, la propuesta la hizo la Confederación de Empresarios Privados, sin tomar en cuenta los estudios existentes sobre las transferencias en efectivo. El gobierno, a través de la Ministra Viviana Caro, ha dicho que es una posibilidad que están estudiando.  Es posiblemente la peor idea de esa cumbre y en esta carta se dan cinco razones para descartarla.

Cochabamba, 21 de diciembre de 2011

Sr.
Daniel Sánchez
Presidente de la  CEPB
La Paz

Señor Presidente:

He leído con estupor que, a nombre del empresariado nacional que Ud. representa, ha expresado su apoyo a la idea de que por lo menos una parte de los bonos que se entrega a grupos específicos, como ancianos, niños y mujeres embarazadas, sea en productos nacionales. Su argumento es que eso dinamizará el mercado interno y ayudará a crear empleos.

Me parece importante explicarle las razones de mi sorpresa.

En primer lugar, los bonos en efectivo son destinados, en una gran proporción, a la compra de productos nacionales, especialmente alimentos pero también vestimentas, semillas, insumos y servicios. Con la ventaja de que hoy es la gente la que decide qué productos y a quién compra, logrando su mayor satisfacción.

En segundo lugar, la idea de que se compren productos por decisión burocrática solamente podría favorecer a unos pocos productores, excluyendo y perjudicando a los demás.

En tercer lugar, los pocos productores que se beneficien no serán necesariamente los más eficientes o competitivos, sino los que logren mejores relaciones con el gobierno, pues será éste quien decida y pague.  Esto distorsionará el funcionamiento del sector productivo.

En cuarto lugar, si las decisiones las toman los burócratas y sus amigos, las probabilidades de que se desvíen fondos por corrupción aumentará considerablemente, perjudicando a los consumidores y al resto de los productores.

En quinto lugar, porque sabiendo la lógica estatista que anima al gobierno, tenga la seguridad de que cuando decidan distribuir productos en vez de dinero, harán lo posible para que sean manufacturados en empresas públicas, como las que ya “funcionan”. La alegría de quienes consigan los contratos de favor durará muy poco y al final todos terminarán perjudicados.

Por esas razones, le pido respetuosamente revisar su posición y exigir que se mantenga la política de que los bonos, y los subsidios que se otorguen, sean entregados en dinero en efectivo y a quienes realmente están destinados. La libertad de los consumidores es la mejor garantía de la libertad de los productores.

Cordialmente

Roberto Laserna
Economista

 

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