por Roberto Laserna
Las fronteras, o los límites territoriales, se originan con el fin de establecer áreas de control de los recursos naturales. Se determinan según la capacidad que tienen las comunidades (desde tribus a naciones) para controlar el territorio o, también, según su intención de hacerlo. Por eso las cuestiones de límites han sido siempre conflictivas y sujetas a la tensión entre grupos que aspiran, cada uno por su lado, a controlar los recursos del territorio que logren mantener dentro de los límites que reclaman como suyos. Estas controversias se intensifican cuando los recursos naturales que se encuentran en la zona fronteriza se valorizan económicamente. Si las comunidades que disputan el límite (es decir, el recurso) están bien organizadas, suelen negociar y establecer acuerdos que, casi siempre, incluyen compromisos de distribución de las ganancias que se obtengan, o mecanismos para compensar las pérdidas de una de las partes.