El actual sistema de pensiones en Bolivia, manejado por dos Administradoras de Fondos de Pensiones, ha estado bajo presión desde su nacimiento. Fue resistido por las dirigencias sindicales, que se beneficiaban de los directorios en los fondos complementarios y la seguridad social, y por los que aspiraban a ejercer su capacidad de presión sobre el Estado para arrancarle subsidios especiales en su etapa de jubilación. Nunca pudo operar libre de presiones y solamente sujeto a las regulaciones de la autoridad de supervisión. Aún así se esperaba que cumpla todos sus objetivos. Esto es como lanzar al agua a un nadador maniatado y esperar que nade bien.
La pugna ideológica contrapuso un idealizado sistema de reparto con el sistema de capitalización individual, asignando al primero las “virtudes” de la solidaridad y al segundo los “defectos” del individualismo. Y con esa lógica se propuso la reforma del 2010 que crea una Gestora Pública en reemplazo de las AFPs, además de crear rentas solidarias y establecer rangos mínimos y máximos para las pensiones.
Afortunadamente, el proceso de transferencia de las AFPs a la Gestora ha resultado ser muy complejo y hasta ahora no se ha realizado. Pero en todo este tiempo las AFPs han estado sometidas a una gran incertidumbre que, por supuesto, afectó seriamente su desempeño y la confianza de sus clientes, actuales y potenciales. (more…)